El álbum de Rafael Picavea
Su promotor, el empresario, editor y político guipuzcoano, Rafael Picavea (Oiartzun, 1867 – París, 1946), buen conocedor tanto del entramado industrial como de los ambientes intelectuales de la época, quiso ofrecer “un libro de enseñanza elemental de arte, de geografía y de historia del país; enseñanza entretenidamente interesante: un modo pedagógico de difusión de cultura popular” que sirviera de aliciente a las nuevas generaciones.
Para ello, se valió de las más modernas técnicas de fotograbado y recopiló una semblanza fotográfica de todos y cada uno de los 93 pueblos guipuzcoanos. Picavea no se conformó con plasmar las calles y edificios más significativos de cada población sino que, llevado de su vocación periodística, reunió y fotografió a las autoridades locales, tanto civiles como religiosas y militares, desde alcaldes y concejales, hasta párrocos y coadjutores, pasando por mikeletes, guardias civiles y miembros de las bandas de música. Además, convencido de la importancia de tejido empresarial, fotografió también algunas de las instalaciones industriales más representativas de la época e incorporó anuncios publicitarios de algunas de ellas.
El Álbum se completa con artículos de poetas y escritores guipuzcoanos del momento y ofrece una página entera dedicada al pintor eibarrés Ignacio Zuloaga. Asimismo se dedican reportajes a algunas de las grandes empresas guipuzcoanas, se hace constar la pujanza de la hostelería donostiarra y de las navieras guipuzcoanas, y no faltan los oportunos retratos protocolarios de las autoridades de la Diputación Foral, el poder judicial, los títulos nobiliarios y la monarquía española.
Eibar, hace 90 años
El Álbum dedica una sola página a la mayoría de los municipios guipuzcoanos. Eibar, con seis páginas, es, después de San Sebastián, la población que más espacio merece, de donde se deduce que su prevalencia dentro del territorio guipuzcoano es muy anterior al boom industrial de la posguerra.
La primera página se abre con una amplia fotografía de la plaza de Untzaga (entonces Alfonso XIII). Una plaza en la que no está aún la Casa del Pueblo, aparece el antiguo kiosco de la música, de hierro forjado, y se ve sin dificultad la plaza de toros, luego escondida tras sucesivas edificaciones en la carretera de Elgeta y Zezenbide. La página se completa con las fotos de la Escuela de Armería, Alhóndiga, Probadero de Armas, Salón Teatro, Laboratorio Municipal y antigua Plaza del Mercado.
Las páginas segunda y tercera recogen una veintena de fotografías de los prohombres (no hay ninguna mujer) de la vida eibarresa. Así, Cristóbal Echaniz, juez municipal; Julián Echevarría, director de la Escuela de Armería; Joaquin Orbea, jefe de policía; José María Ojanguren, jefe de bomberos; Niceto Muguruza, director del Laboratorio Municipal; Martín Ezquiaga, primer promotor de la Escuela de Armería; maestros de escuela como Antonio de la Torre y Eusebio Barrios, y médicos como Ciriaco Aguirre y Heraclio Echevarría. También se recoge una fotografía del párroco Agustín Embil, rodeado de seis de sus coadjutores. Se da la circunstancia de que todos los civiles, sin excepción, llevan bigote, mientras que ninguno de los sacerdotes lo tiene.
Estas dos mismas páginas aparecen también ilustradas con fotografías de puntos urbanos hoy inexistentes o irreconocibles, como el arco de Pagey, Elgeta-kale, el puente de Urkusua o la casa solar de Gisasola. Asimismo, se ofrecen muestras de algunas obras de joyas y grabados eibarreses, así como una instantánea de la romería de Ixua.
El alcalde Santiago Astigarraga y todos y cada uno de los 15 concejales del Ayuntamiento encabezan la cuarta página, donde también aparecen otras personalidades como Ildelfonso Irusta, director de la Banda Municipal; Alejando Astaburuaga, notario; Nicasio Peña, jefe de telégrafos; Esteban Aseguinolaza, sarjento de mikeletes; Mariano Huertas, sargento de la Guardia Civil y otros cargos públicos, así como el pintor Ignacio Zuloaga y el pelotari Indalecio Sarasqueta, “Txikito de Eibar”. Tampoco falta José Erquicia, conserje del Ayuntamiento.
Las dos últimas páginas están cubiertas íntegramente por publicidad de las fábricas de armas de fuego Victor Sarasqueta, GAC y Orbea, con algunas muestras de sus talleres y productos. En los dos últimos casos se ofrecen las fotografías de sus fundadores: Francisco Gárate, José Francisco Anitua y Manuel Gárate, por parte de GAC, y de los hermanos Juan Manuel, Mateo y Casimiro Orbea, por parte de Orbea y Compañía, que a la sazón tenía sucursales en Buenos Aires, Cádiz y Tánger y ocupaba a 500 trabajadores en su planta matriz de Eibar.
Revista EIBAR. III Época - Año 52 - Núm. 60 - 2004ko Sanjuanak
Ez dakit seguru-seguru, baina esango neuke Eibarko argazki gehixenak (kalekuak, behintzat), Ojangurenek atara zittuala.
Begira hau: http://www.deporeibar.com/aldizkaria/images/indaleki_ojanguren