"¿Para qué sirven las aves?" Antonio Sandoval (Tundra, 2012)
¿Para qué sirven las aves?
A. Sandoval
Tundra, 2012
Hegaztiei buruzko liburu dibulgatibo ederra. Idazleak bidaia egingo du, Estaca de Baresen hasi eta Carnotaraino, A Coruñako kostalde zatirik handiena zeharkatuz, eta bidaia horretan hainbat konturen inguruan mintzatzeko aprobetxatuko du 310 orrialdetan barrena.
Adabakiz adabaki, ornitologiaren historia kontatuko digu, Galiziako ornitologo ezagunenen ibilerak ezagutuko ditugu, txorizaleok sentitzen duguna transmitituko digu, Galiziako naturgune ezagunen berri emango digu (eta azken 40 urteotan jasan duten triskantzaz), naturaz gozatzeak ematen duen bakeaz eta natura zaindu beharraz lerro eta hausnarketa ugari utziko dizkigu, hainbat txoriren xehetasun eta bitxikeriak ezagutuko ditugu... eta idazlearen bidaia pertsonala eta emozionala ere ezagutuko dugu.
Izan ere, bidaia geografiko horretan, bidaia historikoa ere egiten du Sandovalek, eta bidaia iniziatikotik ere badu pixkatxo bat. Zerk bultzatzen ditu mundu osoko milaka lagun txorizale bihurtzera? Gutxi gora-behera adinkide gara idazlea eta biok, eta liburu honetan aurkitu ditut, bere hitzetan, garai batean gazte izan zen honi nola piztu zitzaion naturarekiko harra eta txorienganako maitasuna.
Esan bezala, adabakiz adabaki josten du liburua Sandovalek. Gehienetan jostorratz finez, tarteka galtzetorratz lodiegiaz, baina beti ere erritmoz eta orrialdeetan zehar bizi eramanez. Laburbilduz, liburu ederra naturzale ororentzat eta, bereziki, txoriburuentzat. Bigarren aldiz irakurtzeko gogoz geratzen zaren horietakoa.
Begira Sandoval non zebilen atzo bertan, mendebaleko ekaizpean: liburuaren lehenengo orrialdean bezala, Estaca de Bareseko behatokian, atun-txoriei begira. Non bestela.
Huge Great Shearwater passage at Estaca de Bares - Nov 21, 2015 from Antonio Sandoval Rey on Vimeo.
¿Para qué sirven las aves? (Antonio Sandoval, Tundra 2012)
El 12 de octubre de 1997, tan temprano que el sol apenas teñia de luz el cielo, entró a voces en este observatorio de aves de Estaca de Bares el ornitólogo danés Kim Duus: "El mar está lleno de págalos pomarinos!" gritaba en inglés. Kim llevaba ya varias semanas en el cabo con su mujer, las suficientes para saber lo que significa aquí eso. Salté de la litera y a lo largo de la jornada disfruté con ellos y con otros amigos de otra inolvidable jornada, que se cerró brindando con vino Albariño al borde del acantilado. El págalo pomarino es una de mis aves marinas favoritas. (...) Cada primavera los pomarinos acuden a criar a regiones circumpolares situadas entre el norte de Canadá y la península de Murmansk, en Rusia, en el extremo norte de Siberia, en tundras próximas al océano Ártico en las que capturan lemmings para sus pollos. Al terminar el verano cambian las luces del norte por los mares tropicales. Entonces pasan por aquí. Es una especie habitual los atardeceres de agosto a noviembre, aunque es raro el día que se ven más de cincuenta ejemplares. Ese 12 de octubre contamos 2.520 a lo largo de nueve horas y media. La luz era perfecta, apenas soplaba la brisa y los bandos de págalos pasaban sin detenerse, como un ejército ártico en silenciosa retirada. Muchas otras aves llenaban el mar. Entre ellas, más de 18.000 alcatraces atlánticos.
(...)
¿Qué convierte a alguien en ornitólogo? En algunos casos, una incansable curiosidad científica por las aves, aunque sea indirecta, por ejemplo por su condición de bioindicadoras de la salud del entorno. En otro, la mayoría, un irrefrenable deleite en la contemplación de sus plumajes, sus costumbres y sus viajes. Quienes vivimos con mayor intensidad esta actividad acabamos por pasar por todas sus facetas: las dibujamos, las fotografiamos, las describimos, participamos en censos de sus poblaciones, aportamos nuestro esfuerzo a su conservación y la de sus hábitats, o escribimos textos científicos, muy básicos o muy complejos, destinados a difundir nuestros pequeños o grandes hallazgos. Todo ello, según las habilidades artísticas e investigadoras y el tiempo disponible de cada uno. Probablemente sean muy pocas las formas de ocio activo, a la vez físico y creativo, con vocación tanto artística como científica y compromiso con el medio ambiente actual y futuro que reúnan en torno a sí a gentes tan diversas.
(...)
Son multitud los niños y mayores capaces de recitar largas listas de deportistas, actores, modelos de automóviles, personajes de series o famosos televisimos, pero a la vez incapaces de recordad más de diez especies de árboles, flores silvestres o aves ¿Cuántos ciudadanos de cualquier edad saben qué es un chorlito gris o un martín pescador? Y puesto que lo ignoran, cómo podemos pedirles que se preocupen por la naturaleza de una pequeña ría? ¿Y por la extinción del lince ibérico? Nuestra sociedad se está quedando ciega, sorda y muda de naturaleza. Tanto, que al pasear o trabajar junto a ella la mayor parte únicamente la reconoce ya como una fuente de recursos, un lugar para pasarlo bien o simplemente un bonito entorno.
