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Y... Patxi Alberdi venció

amat 2006/12/28 20:38

El mes de noviembre falleció, con 93 años, Patxi Alberdi. El funeral cívico se celebró en el auditorio de Txantxa Zelai con asistencia de familiares, amigos y representación política. Intervinieron Antton Karrera, parlamentario vasco por Ezker Batua y la concejala eibarresa, Eli Gómez. El acto se inició con la canción “Xalbadorren heriotza” y terminó cantando “La Internacional”. No faltaron ni la ikurriña ni la bandera republicana. Un amigo que, entre sorprendido y emocionado, observó todo desde una ventana cercana me preguntó: “¿Quién era?”

Nacido en Elgoibar, Patxi Alberdi fue un eibarrés “peto-petua”, comprometido desde su juventud con las ideas de libertad y solidaridad. Militante comunista y luchador infatigable en favor de la República, fue varias veces encarcelado por defender los valores republicanos. Patxi encarnó como pocos el arquetipo de lo que el fascismo gustaba llamar “rojo-separatista”.

Además de combatir en defensa del gobierno de la República surgido a través de las urnas, Patxi protagonizó dos hitos históricos de la década de los treinta: La primera izada de la bandera republicana, en Eibar, y la fuga de la cárcel de San Cristóbal, en Pamplona.

Patxi Alberdi participó el 14 de abril de 1931 en la celebración que tuvo lugar en Untzaga tras la proclamación de la República por parte de la corporación municipal. Un día histórico que Patxi recordaba anualmente, y más aún este año cuando fue encargado de izar la bandera republicana, acompañado de su familia, de sus amigos y de todos aquellos que lucharon y luchan por el ideal republicano.

La fuga de San Cristóbal

Patxi Alberdi fue también uno de los artífices de la fuga de la prisión de San Cristóbal, donde había sido encarcelado tras ser condenado a muerte por luchar contra la represión franquista, condena que le fue conmutada por 30 años de cárcel.

La fuga se produjo el 22 de mayo de 1938 y está considerada como la evasión más numerosa de la historia carcelaria española y una de las más multitudinarias del mundo. Nada menos que 795 presos, sin ayuda exterior y desesperados por el maltrato y el hambre, buscaron la libertad y huyeron de la cárcel más inhumana y tenebrosa del franquismo.

Hay publicaciones (“La fuga de San Cristóbal, 1938”. Félix Sierra Hoyos. Pamiela, 1990) donde se recogen los Consejos de Guerra, las condiciones infrahumanas de la prisión y los relatos desgarradores de los fugados, pero la familia Alberdi guarda un documento escrito a mano por el propio Patxi, donde en algo más de cien palabras, nuestro infatigable luchador hace un resumen prodigioso:

“Los presos del Fuerte de San Cristóbal se fugaron el 22 de mayo de 1938, a las siete de la tarde, después de detener a los guardianes y hacerles entregar a los centinelas y a todo el cuerpo de Guardia de exterior, pero nos escaparon un soldado y el corneta y dieron parte a Pamplona y subieron tropas con la primera orden de matar a todos, luego le dieron la segunda orden de coger prisioneros. Con la primera orden nos mataron 233, con la segunda orden afusilaron 14. Desaparecidos en el monte no se sabe seguro, heridos tres, uno grave que le amputaron el brazo. Prisioneros más de 560. Volvieron a dentro más que mil y pico. Según se rumoreó pasaron a Francia 3 ó 4”.

Efectivamente, la mayoría de los evadidos fueron capturados o asesinados. Patxi fue detenido y devuelto a San Cristóbal en condiciones más duras si cabe y condenado a otros 7 años de cárcel por evasión. En los registros de la prisión aparece acusado de espionaje y de que se evadió aprovechando la “revuelta”.

La cárcel inombrable

La prensa franquista calificó de “revuelta” de presos “comunes” la evasión de los soldados del ejército republicano, y los periódicos locales “Diario de Navarra” y “El Pensamiento Navarro” ocultaron incluso el hecho de que la fuga se había producido en el fuerte de San Cristóbal, a tiro de piedra de Pamplona.

La nota oficial del 20 de mayo decía así: “Fracasada revuelta de unos prisioneros por delitos comunes. En un campo de concentración de presos se ha producido una revuelta promovida por un grupo que formaban los reclusos más indeseables, los cuales consiguieron arrastrar a otros de tipo análogo, en número de 796, valiéndose precisamente del buen trato y soltura de movimientos que se les concedían en el campo de referencia: Humano régimen que se aplica en la España de Franco y al que se ha respondido con este abuso criminal”.

Patxi perdió, supuestamente, la guerra. Pero sus nietos saben hoy mejor que nadie que su aitxitxa nunca fue un perdedor. Que gracias a su coraje y el de otros muchos como él, hoy gozamos de unos niveles de libertad, democracia y solidaridad que la España de Franco no consiguió impedir. Patxi Alberdi luchó y ganó.

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