Hegemonía y equivalencia en la novela vasca
Lo que esta conferencia trata de demostrar, a partir del concepto de hegemonía de Laclau (*), es que en un punto de la historia reciente de la literatura vasca el antagonismo principal de dicha literatura ha ido articulándose desde lo nacionalsocial/no nacional hacia otras articulaciones que no llegan a ser antagónicas, y por lo tanto deja de ser lo nacional el significante vacio. Se plantea así que lo que estructuraba el discurso social en los años 1960, 70, 80 y 90 deja de ser el antagonismo para pasar a ser uno de los antagonismos, y por lo tanto deja de estructurar lo social en el sentido de ser un significante vacío, y poder así posibilitar la equivalencia.
Desde la creación de ETA se podría decir que el antagonismo nacional (vasco/español) se transforma en la literatura vasca en el antagonismo donde el concepto de revolución junto con el de nación llena el vacío dejado por la anterior literatura que, probablemente, tanto por la Guerra Civil como a causa del atípico desarrollo de la Lengua y Literatura (ausencia de un Estado, falta de unificación de la lengua, que la presunta literatura vasca esté en manos del clero y se utilice básicamente para aleccionar), había planteado el principal antagonismo entre tradición/nación como esencia/cristianismo frente a nación-española/lo-abertzale en su vertiente mas étnica, siendo lo abertzale sólo alguno de los significantes de lo vasco.
En este sentido, esta conferencia quiere realizar una temporización de cómo el antagonismo va deslizándose desde el antagonismo nación-revolución hacia otros antagonismos, en los que el concepto de nación queda diluido, hasta plantearse que las equivalencias entre nación y lucha gay, o entre nación y feminismo son imposibles.
Así pues esta conferencia planteará cuatro estadios en la temporización.
1.- Novelas en las que el antagonismo nación vasca vs. nación española se está formando y no se da todavía ninguna equivalencia.
2.- Novelas en las que la equivalencia existente es entre nación y revolución socialista, pero sólo esa equivalencia es posible.
3.- Novelas en las que la equivalencia entre la lucha nacional y otro tipo de luchas es posible.
4.- Novelas en las que la equivalencia se plantea como imposibilidad y el concepto de nación desaparece para dar paso a una pluralidad de contradicciones en el discurso que no llegan a ser antagonismo.
1.- Novelas en las que el antagonismo nación vasca vs. nación española se está formando y no se da todavía ninguna equivalencia.
Exkixu (Elkar, 1988) es la primera novela que analizaremos. Escrita al modo realista, rompe en cierta manera con la imagen de escritor vanguardista de su autor Txillardegi, uno de los fundadores de ETA.
Exkixu es el nombre de un caserío que es expropiado. Sus habitantes, por lo tanto, tienen que “bajarse” a vivir al pueblo, a un piso, perdiendo el paraíso idílico.
La representación del caserío como un lugar puro, y el pueblo, con sus pisos y calles, como algo caótico, acentúan el antagonismo básico planteado en la novela: vascos versus españoles (venidos de fuera), creando una dicotomía entre lo bueno y lo malo. En ese sentido, Exkixu es deudora de la novela costumbrista, especialmente de Txomin Agirre, en la que el complejo edípico está solapado y se sitúa en el exterior. “Vivíamos bien, pero han venido estos españoles y nos han jodido”.
Sorprende más, si cabe (siendo Txillardegi, como se ha aludido antes, uno de los primeros impulsores de ETA), que Anton Arraiza, hijo del caserío y protagonista de la novela, mire a los sindicalistas de reojo.
Como no podría ser de otra manera, Arraiza entra en ETA y muere sin haber integrado la equivalencia creada entre lo nacional y lo revolucionario, que tiene al otro lado de la barrera antagónica lo español-retrogrado. Habría que señalar en este sentido que la novela no muestra las articulaciones simbólicas existentes entre los polos que no han alcanzado la equivalencia, es decir, entre el llamado nacionalismo democrático, léase el PNV, y el llamado nacionalismo revolucionario.
Siguiendo a Laclau, se podría decir que la “lectura” de lo social que hace Txillardegi es una lectura monológica, donde el discurso de lo social está cosificado
2-Novelas en las que la equivalencia entre nación y revolución socialista existe pero solo ésa es posible.
En este estadio de la Literatura Vasca la hegemonía se plantea como cristalización de los antagonismos en un solo antagonismo: el de la nación, creándose diversos espacios donde la hegemonía toma cuerpo. Nación vasca versus nación española.
Este antagonismo plantea una equivalencia que va más allá, dada la dinámica social: nación vasca igual a revolución socialista, nación española igual a democracia burguesa. Tanto porque la Izquierda Abertzale ha ejercido el poder real, como porque se ha saturado el discurso, lo abertzale logró ser, en la práctica social, un significante vacío que posibilitó la equivalencia, si bien es cierto que no mayoritariamente y no en todos los lugares. Desde esos parámetros está escrita la novela de Koldo Izagirre, Nik ere Geminal egin gura nuen aldarri (Susa, 1998) Quizás el primer intento por plantear la equivalencia entre lucha nacional y lucha social.
Esta novela se desarrolla en dos planos: en el primero se cuenta la vida de Angiolillo, anarquista italiano que atentó en 1896 contra el entonces presidente de España, Cánovas del Castillo. El segundo plano son las consideraciones de un preso de ETA condenado a muerte. Las dos historias se imbrican hasta ser una sola. La tesis de Koldo Izagirre es que el “hilo rojo” de la Historia existe y acaba uniendo a los dos personajes y acontecimientos históricos. En los términos en que estamos tratando, diríase, saltando por encima de Laclau y su impecable maquinaria lógica, que la hegemonía podría ser intrahistórica y, por lo tanto, la equivalencia se daría a través de la Historia.
Además hay una especie de deslizamiento en la narración. Angiolillo, que fue ajusticiado en Bergara y cometió su atentado en Mondragón, tenía que saber de los vascos, y en esa medida se hace posible la equivalencia entre lucha nacional y lucha social (revolución socialista).
Aunque en la novela esta equivalencia aparece claramente, no queda explicado cómo se crea, y es “dada” como una esencia: Angiolillo “debería saber” quiénes eran los vascos, y, por lo tanto, compartir su lucha. El autor al final de la novela hace hablar por la misma boca al Etarra y al Anarquista, haciendo no sólo la posible equivalencia, sino identificando plenamente ambas revoluciones.
Si analizamos el papel que las mujeres juegan en esta novela tendríamos que confirmar que el antagonismo principal (nación-revolución versus no nación-democracia burguesa) impide que otra equivalencia pueda presentarse a lo largo de la novela: las mujeres que aparecen son objetos del varón, objetos en los que se unifica el concepto de revolución y deseo. Las mujeres son, pues, ese cuerpo en el que el deseo y la revolución se encarnan. Por eso a veces poseer el cuerpo, amar el cuerpo, es un acto revolucionario. Así lo atestiguan algunas escenas de la novela, lo mismo que algunas reflexiones del narrador.
La siguiente novela donde se plantea la equivalencia nación-revolución es Hamaika pauso (Erein, 1995).
Esta novela de Ramon Saizarbitoria, quizás la mejor escrita en euskara, plantea, mediante una técnica cercana al nouveau roman y al existencialismo, que el antagonismo nación-revolución versus no nación-democracia burguesa condena a los personajes atrapados en este antagonismo a la melancolía más absoluta.
Por una parte tendríamos al personaje Ortiz de Zarate, militante de ETA, productor del antagonismo que sostiene mediante una masculinidad “macho”, heterosexualidad normativa e incluso chulería.
Ortiz de Zarate acaba pasando una temporada en casa del melancólico Abaitua, a quien le roba los calcetines, el reloj y la amante.
La pregunta podría ser ¿qué parte del polo del antagonismo ha perdido Abaitua para, desde su melancolía, asesinar a Ortiz de Zarate y suicidarse? ¿Qué parte perdida no ha llorado para convertirse en un melancólico? Probablemente habría que sugerir que el antagonismo antes descrito, nación-revolución versus no nación-democracia burguesa, condena a Abaitua a la melancolía de la pérdida de la nación, junto con la hombría y la heterosexualidad, puesto que Abaitua comprende que ese antagonismo lo condena a tomar la armas y convertirse así en un etarra revolucionario, o a la nada.
Por eso, en un acto de melancolía invertida, mata a su espejo y se suicida.
Para analizar los valores que toman cuerpo en un polo del antagonismo propongo analizar otra novela, Joan zaretenean, de Jokin Muñoz (Alberdania, 1997), que curiosamente también se estructura en el antagonismo nación-revolución versus no nación-democracia burguesa, polos representados, respectivamente, por los personajes Mikel y Álvaro.
Mikel acaba de perpetrar un atentado con bomba y se refugia en casa de Álvaro, amigo de la infancia. Álvaro no puede decirle que no y la novela cuenta la adolescencia y la juventud de ambos, así como la vida de ese Álvaro hundido entre la melancolía y la duda.
Pareciera que Mikel le hubiera robado su masculinidad, pues no ha sabido convertirse en etarra, pero tampoco ha sido capaz de negarle la entrada, lo que lo convierte en un hombre castrado.
Me gustaría señalar las características con las que el autor, Jokin Muñoz, dota a los personajes y que reflejan el antagonismo existente, un antagonismo que en esta novela ya no se representa entre la nación-revolución versus nación española, sino entre nación-revolución-vasco versus no vasco-democracia burguesa-no nación.
En el polo nación-revolución-vasco encontraremos los siguientes elementos:
1- Cuadrilla. Haientzat (gurasoentzat) koadrila, indibidualismoaren kontrako txertoa izateaz gainera, sustatu nahi ziguten elkartasun zentzua garatzeko eskola zen. Koadrila ekintza guztien abiapuntua eta xedea zen. Koadrilak hezi egiten gintuen elkarlanean eta konformismoan, eta helduek, elizaren arrimora hezitakoak ziren aldetik, taldearen aurreko makurtze hari garrantzi handia ematen zioten. Beren balore eskala hurkoarekiko gertutasun-urruntasun horren araberakoa zen, hain nabarmen ezen taldeari erakutsitako leialtasuna medio neurtzen baitzen gure nortasunaren benetako balioa.
Es decir, la famosa cuadrilla vasca aparece como madre castradora, lugar donde la individualidad no se puede desarrollar.
2- Lealtad y permanencia: (malgu ez dena neurri batean iraunkorra den neurrian): Mikel mendetan iraunkortasuna eta leialtasuna sobera estimatu dituen mundu ikuskera baten oinordekoa da.Son características estereotipadas que se han atribuido tradicionalmente a lo vasco: un vasco es un amigo para toda la vida, somos trabajadores, no nos gusta lo nuevo. En ese sentido, lo nuevo en la novela, la vida que Álvaro emprende en Madrid, se ve abocada al fracaso porque Álvaro no ha sabido liberarse de los valores castrantes vascos.
Ni garaiokin hobeto ezkontzen diren ahuldade eta iraungikortasun neurrigabe baten seme naizen moduan, hargatik tupusteko zirt-zart batek ekar zezakeen hausturari aurre egiteko haren ezintasuna.
A la lealtad y permanencia de Mikel se le contrapone la debilidad y la inconsistencia de Álvaro, que quizás, señala el narrador, pueda ser más acorde con los tiempos, pero no en el llamado mundo nacionalista.
3- Madurez-adolescencia: Mikel harreman harekin ausartu eta, luzera, porrot egin izan balu, jasanezina bihurtuko zitzaion egoera berriak barrenean utziko zion hutsunea egokitzea, bere kastakoak ez baitaude, nerabezarotik ateratzen jakin ez dugun beste batzuok ez bezala, noraezak ematen duen biluztasun eta arintasunera ohituak.Sorprendentemente pudiera parecer que Álvaro, el narrador, propone la dicotomía entre un Mikel, militante de ETA, maduro, y un Álvaro adolescente, a quien la cuadrilla (el nacionalismo, se podría interpretar) ha castrado, alguien que todavía lidia en la edad adulta con un Edipo no resuelto, pero Jokin Muñoz no contrapone a la adolescencia de Álvaro la madurez de Mikel, sino que los hace a los dos adolescentes, a uno más que al otro. Mikel, el etarra, no es más que un adolescente que está dispuesto a morir y matar en nombre de un pueblo que lo convertirá en otro retrato para colgar de una pared.
4- Castración: Mikel y Álvaro son personajes que representan los dos lados de la misma moneda que el nacionalismo vasco ha podido crear. La novela presenta a los dos como seres castrados, a Mikel porque no ha podido escapar de la violencia, y a Álvaro porque, al no tener resuelto su problema respecto a su “nación”(léase figura materna, cuadrilla), queda convertido en un ser indeciso, incapaz de decir no a la violencia, avergonzado de ser él mismo.
En términos de hegemonía, se puede plantear que en la novela Joan zaretenean el significante vacío, eso llamado la “cultura abertzale”, que bajo su paraguas habría podido albergar, mediante la equivalencia, una multitud de significados, empieza a resquebrajarse, no sólo a raíz del conflicto ético que el uso de la violencia supone, sino también porque las dinámicas sociales creadas alrededor del antagonismo producen seres incompletos, frustrados y castrados.
Tanto Hamaika pauso como Joan zaretenean muestran, en cierto sentido, el final de la tesis que desde la Guerra Civil establece como única hegemonía la hegemonía abertzale, el antagonismo en términos de nación-no nación, y la equivalencia entre otras luchas como imposible.
En este sentido, resulta muy interesante la reflexión que Bernardo Atxaga plantea respecto a por qué el movimiento hegemónico abertzale fracasa, y por qué el antagonismo nación-revolución versus no nación-democracia burguesa pierde fuerza.
En El hombre solo (Pamiela, 1993), Bernardo Atxaga se sirve de materiales premodernos como la tragedia, así como de la literatura fantástica, para confirmar el final de la modernidad y del movimiento hegemónico abertzale.
El hombre solo, mezclando la tragedia más estricta, la novela de tesis y la novela de suspense, nos viene a decir que la hegemonía socialista, si es que la hubo, al igual que la hegemonía abertzale, fracasaron porque no tomaron en cuenta el interés del hombre por lo frívolo.
Hans Magnus Enzensberger(Zig Zag, Anagrama, 1998) lo dirá mucho mejor que yo:
Montesquieu lo resume así: “Nada funciona sin el lujo. Si ricos no gastaran a espuertas, los pobres morirían de hambre”. Y Voltaire reduce el problema: “Lo superfluo es algo muy necesario”.
En una enciclopedia de 1815 se afirma con una docencia desarmante: “Lujo, opulencia o fasto, un fenómeno derivado de la riqueza, es la tendencia y el afán de embellecer y ennoblecer la vida por medio de la invención, el empleo de objetos y productos siempre nuevos y cada más hermosos y atractivos para conferir esplendor, 'untuosidad y molicie artificiosa al bienestar cotidiano, a la vivienda y su entorno, a la vestimenta, los carruajes, los caballos, la vajilla, el servicio, las comidas, las bebidas y otros muchos aspectos”.
Pero el análisis económico de la producción del lujo todavía tiene otro mérito: ha acabado con la errónea suposición de que la cuestión de la oferta y la demanda, de la promoción y del consumo, se reduce a un mero juego de sumas cero, y que el deseo de justicia puede aplacarse por simple redistribución. [las cursivas son nuestras]
Biólogos del siglo XIX ya se habían percatado de que el derroche no sólo se daba en la sociedad humana, que desempeñaba un papel decisivo en toda la naturaleza. El exceso cuantitativo y cualitativo imperante en la naturaleza difícilmente puede explicarse por cálculos de utilidad. Los teóricos de la evolución tienen que hacer extraños malabarismos para explicar el exorbitante colorido las mariposas tropicales desde la perspectiva del darwinismo. Resultan enigmáticos los coletillos en espiral del mamut siberiano, puesto que en lugar de contribuir a la supervivencia de la especie, aceleraron su desaparición. De este modo la ciencia es incapaz de hallar una explicación al lujo de la naturaleza.
Para Bataille la historia de la vida en la tierra es ante todo el efecto de una exuberancia descabellada: el acontecimiento dominante es el desarrollo del lujo, la producción de formas de vida cada vez más costosas. No es necesario compartir la metafísica de Bataille sobre el despilfarro para darle la razón en un punto: que, por pobre que sea, jamás ha existido una sociedad humana que hubiera desistido del lujo.
Mientras Mitterrand presentaba su faraónico programa arquitectónico, en los suburbios rugía la guerra civil molecular. Tanto los contribuyentes como los parados muestran la misma y asombrosa tolerancia para con el elefante blanco de nuestra civilización. Ello nos lleva necesariamente a pensar que en muy pocas ocasiones fueron los parias de la tierra quienes estigmatizaron el despilfarro público como obscenidad, sino aquellos que se erigieron en sus defensores radicales del tipo de un Robespierre, de un Lenin, de un Mao Zedong o de un Pol-Pot, es decir, abogados, hijos de terratenientes, sociólogos, quienes vieron en el ascetismo la culminación de la virtud, y quienes estaban dispuestos a implantarlo, en caso necesario, con todos los medios del terrorismo entre los pobres.
Coheredados y humillados resulta difícil buscar predicadores de la templanza. Todo ello hace sospechar que la animadversión a las formas de lujo, incluso las más simples, son imputables bien a los escrúpulos y el odio que los críticos se procesaban a ellos mismos mas que al resentimiento de aquellos que no tienen parte en ello.
La novela de Atxaga reúne a ex militantes de ETA alrededor de un hotel cercano a Barcelona en el que la Policía busca a un activista de ETA militar. En el hotel, que pertenece a dichos ex etarras, también se hospeda la selección de Polonia que va a disputar los partidos del Mundial de Fútbol que se celebra en España.
En los alrededores del hotel, como se ha señalado, ronda la Policía, y algunos de los policías se hacen pasar por cámaras de televisión. La productora de la trama es la traductora del equipo de Polonia, que acaba traicionando a Carlos por algo tan fútil como unos pendientes de esmeraldas, después de pasarse toda la novela discutiendo con Carlos, el protagonista ex etarra, sobre Rosa Luxemburgo.
Tanto Carlos como Danuta, la traductora, son militantes de la revolución, aunque hay que señalar que son más bien aristócratas de la misma.
Esta novela supone, en nuestra temporización, el final de hegemonía del movimiento abertzale expresado como sólo equivalencia entre el socialismo y la nación. En todas las novelas que han tratado sobre el tema de la violencia hasta finales de los noventa se podría decir que la hegemonía abertzale ha sido como un significante vacío, algo que estaba ahí por defecto.
Pasaremos ahora a analizar una de las pocas novelas en que la equivalencia se da más allá del concepto nación y revolución.
3.-Novelas en las que la equivalencia entre otro tipo de luchas y la lucha por la nación es posible.
Carlos Gorrindo es el autor del la novela Ni naizen hori (Txalaparta, 1992). La obra nos cuenta, en dos planos, la vida de un militante abertzale, Kepa, y el día de una joven que se traviste, Mario-Marilin, y tiene dudas sobre su identidad de género. Llegan a conocerse, intiman, pero realmente una “especie de historia de amor” se desarrolla a partir de que el etarra es herido y se refugia en casa de Mario-Marilin. Éste le cuida, le cura la herida, y al final acaban haciendo el amor: copio aquí el momento.
Enamoratua sentitzen zen lehen biderra zen hura, ez zuen maitasuna zer zen jakin Kepa ezagutu zuen arte. Maiteminduta zegoen eta ez zekien zelan esan hitzez bihotzak zion bere baitako sentimenduak agertuta Keparen ezetza edo errefusa hartu ahal izateak, eta holako desilusiorik haratu baino nahiago zuen gordean eraman Keparekiko sentimentzen zuena. Kepa ohartuta zegoen haatik Marilinen baitan hazten eta gorputza hartzen ari ziren dudaezinezko sentimendu haien gorabeheraz, Marilinen hitzek adierazten zutena baino igortzen zizkion maitasunezko katu mimosotxuaren begiratuak askoz esangarriagoak zirelako.
Ordurako guztiz errekuperatuta ez bazegoen ere, ohetik altxatu eta logelaren luze zabaletik ibiladitxoak egiten ari zen. Bizkarrak apenas ematen zion minik. Besoe besoeuskarri batean sartuta zeraman, baina egunak pasatu ahala hobeto eta indarberrituago aurkitzen hasi zen, eta etxe hartako egonaldia amaitzear zegoela ikusita, gau baten, Kepak Marilini, biharamunean, goizean goizetik joatekoa zela esan zion. Biek zekiten behin elkarrengandik bereiztuz gero ez zutela gehiago elkar ikusiko, bata bestearen bideak ez zirela again inoiz gurutzatuko, orain esan zezaketena alperrikakoa zela. Marilin berba egitera ere ez zen ausartzen bere bihotz urratuak eragiten zizkion negargurak agerrean ez uztearren. Berba egin nahi zion, beragatik zer sentitzen zuen adierazi, bera izan zela maitatu zuen lehen gizona jakinarazi, baina ezin, bihotzak esateko agintzen ziona eztarrian trabatzen zitzaion gorgoilako korapilo estu eta mingarrian.
Kepari begiratzera ere ez zen ausartzen, haren begiekin gurutzatu ezkero bere balizko gogortasunaren oinarriak arrakalatu eta negarretan urtuko zelakoan. Bista jaso zuenetariko batean Kepa artez eta finko, betazal erori haien barruko begi malenkoniatsu haiekin begira harrapatu zuen; eta hipnotizatuta geratu zen bere begiak Keparenetatik apartatu ezinik. Kepak esku bat luzatu zion eta Marilinen aurpegi ikaratu lazandu. Esku haiek laztan zezaten maiz desiratu zuen, sarri egine zuen itzarrik amets eta Kepak bere ezpainean gainean bereak tinkotu zituenean, amesturikoak biano are zirraragarriago eta deliziosoagoa iruditu zitzaion musu eztizko hura, eta elkar biluztu eta gero, larru gorritan, askatu nahi gabeko besarkada gogor tinkoan geratu ziren gauak bere kortina beltzak ireki zituen arte.
Es el momento de la equivalencia. El autor subraya así que los dos protagonistas comparten la misma lucha, que siendo uno de ETA y el otro travesti-transexual están “produciendo” la revolución, valga la expresión.
El momento hegemónico, por supuesto, pertenece al antagonismo nación-no nación, pero podría decirse que el autor, a través del amor, hace posible la equivalencia.
Lo que la hace posible, aparte del amor casi unidireccional de Mario-Marilin por Kepa, es que el libro muestra a los dos personajes al margen de la sociedad.
Sería, pues, ésta la primera novela en que, a través del concepto de equivalencia, el llamado nacionalismo radical se acerca a la marginalidad sexual, característica que es subrayada en la novela mediante el escenario elegido, el barrio de San Francisco en Bilbao, el distrito rojo de la ciudad.
De todas formas, quisiera comentar que, desde el punto de vista “queer”, la equivalencia está en cierta manera escamoteada. En el año de la publicación de la novela, 1992, el hecho de que Mario-Marilin hubiera sido sólo Mario, y no fuera un travesti sino un hombre hecho y derecho, habría provocado mayor polémica.
En cierta manera, al ser la relación de Kepa y Marilin-Mario una relación transgenerica, representada ésta como el lado femenino de la pareja, deja a salvo la hombría de Kepa, e intacto el antagonismo principal nación-no nación.
Otra cosa hubiera sido si la relación entre Kepa y Mario hubiera sido una relación homosexual donde la dicotomía masculino-femenino se hubiera sustituido por la de masculino-masculino.
Probablemente el momento de la equivalencia no habría podido sublimarse, y la novela nos habría contado la imposibilidad de la equivalencia.
4.- Novelas en las que la equivalencia se plantea como imposibilidad y el concepto de nación desaparece para dar paso a una pluralidad de antagonismos todavía sin organizar.
En mi novela Ezinezko maletak se cuenta la vida de una cuadrilla de un pueblo de Navarra en dos planos: el hoy, que básicamente sucede en Londres, y el ayer, los años 80. La cuadrilla intentó organizar un comando, salió mal, y Bazter, uno de aquellos jóvenes, se marchó a vivir a Londres. Cuando Bazter muere, sus amigos de la cuadrilla se desplazan a la ciudad para asistir a su entierro.
Bazter deja el pueblo porque se siente homosexual y ve que no tiene manera de vivir su homosexualidad allí.
La novela plantea la imposibilidad de la equivalencia entre el movimiento gay y la lucha por la liberación nacional y social, eso llamado la Izquierda Abertzale.
Esta idea de equivalencia casi absoluta se vio plasmada en el principal grupo activista gay fue creado en los años setenta, EHGAM (Euskal Herriko Gay Askapen Mugimendua). En la ideología de EHGAM la equivalencia ha sido siempre posible. No sólo eso, se ha aceptado que el antagonismo principal, nación-no nación, es el antagonismo mediante el cual se fraguará la liberación de todos los ciudadanos vascos.
Ezinezko maletak plantea, por tanto, la imposibilidad de esta equivalencia criticando básicamente el contenido demasiado estricto y restrictivo del imaginario de nación de la Izquierda Abertzale.
Para terminar quisiera recalcar que creo que el antagonismo nación-revolución versus no nación-democracia burguesa está perdiendo fuerza en eso que se podría llamar la narrativa social vasca. En el momento actual creo que el discurso de lo social se esta articulando de otra manera que yo todavía no soy capaz de vislumbrar pero que quizás una atente lectura de la última narrativa vasca pudiera mostrar.
(*) Según Laclau, y tal como se expresa en alguno de las síntesis de su pensamiento que circulan por la red (por ejemplo, en la web Monografías), “el discurso es la totalidad que integra el lenguaje hablado y los actos de sentido a los que está ligado. Es así que la categoría discurso se refiere a la estructuración misma del discurso social. Lo exterior al discurso es constitutivo al discurso. Lo exterior a lo social es constitutivo de lo social. (…)
El discurso es una ‘totalidad relacional’ de secuencias de significantes. Las relaciones e identidades al interior de un discurso son necesarias, están condicionadas las unas con las otras. Así, la formación de un discurso es siempre resultado de una serie de articulaciones.
Una articulación es ‘cualquier práctica que establezca relaciones entre elementos de manera que sus identidades sean modificadas como resultado de la práctica articulatoria’.
La articulación es una práctica y una estructura discursiva, una fijación parcial de sentido, que construye y organiza las relaciones sociales. Estas fijaciones parciales son necesarias porque -dada la imposibilidad de fijación última de sentido- sin ellas el flujo mismo de las diferencias sería imposible.
Toda identidad significativa está sometida a dos lógicas distintas: la lógica de la diferencia y la lógica de la equivalencia. Es por ello que la sistematicidad del sistema es imposible. El sistema, en tanto tal, es imposible. La única condición de su posibilidad es la representación de ese objeto imposible a partir de una relación hegemónica.
Una práctica se convierte en hegemónica cuando logra subvertir las prácticas opositoras que compiten con ella por la articulación de lo social. Cuanto más abierto es lo social, más espacio encuentra la dimensión hegemónica.
Así, se define a la hegemonía como aquel intento de extender un conjunto relativamente unificado de discursos, como el horizonte dominante de lo social, a partir de la articulación de elementos –diferencias no articuladas discursivamente- en momentos parcialmente fijados, en un contexto atravesado por fuerzas antagónicas.
El antagonismo social se evidencia cuando el otro, su presencia, me impide ser yo mismo. Implica la exclusión de identidades sociales cuya identidad diferencial se pierde en las cadenas de equivalencia.
Es la experiencia del límite de lo social, evidencia la imposibilidad de lo social al introducir la negatividad radical que implica la subversión de la identidad social. Esta negatividad radical es la que provee la posibilidad a las fuerzas hegemónicas de desplazar la no-sutura de lo social a su exterior constitutivo y substitutivo, la que es vivenciada como el enemigo responsable de todo mal.
En otras palabras, ‘…la negatividad radical introducida por el antagonismo social es también lo que en última instancia impide que lo social sea recompuesto en una totalidad cerrada y centrada’”.
Pozteko da konturatu orduko Olasagarre askapen mugimenduko atarian jarri zaigula, itxuraz kontrako gisan agertzen bazaigu ere bere emanaldi londinensean zeren eta bere desira izkutuaren objektu politiko Erreala zein den jakiteko ez dago zertan lacaniarra, edo kasurako hegeldiarra (negazioaren negazioa), izan beharrik. Egongo da pentsatuko duenik piska bat berandutxo dela, eta errazegia agian, oraintxe bertan gu geu ere gure sabelazpi obszenoa (biolentzia armatua, kale borroka...) ezkutuan jartzen, eta gure osagarri gaizkileez (intolerantzia, dogmatismoa, ortodoxia bla bla bla) gabetzen ari garen momentua delako baina tira, orain gauzak modale onak gordez esan behar direnez, izan bedi ongi etorria zeren eta nork daki behin Laclau-rekin hasita ez ote zaigun ba gero erradikalago egingo Zizek eta Badiou-ren lanek erakusten duten potentzial unibertsalistekin maitemintzen denean!
Dena dela, Londreseko hitzaldira atzekiz esteka honetan ( http://basque.criticalstew.org/?p=3220 ) Dioseba Gabilondo-k eman zuen hitzaldiaren bigaren zatia agertzen da,
Theories of State Indifference
deitzen dena, eta beste erantzun baten nire emanaldia erantsiko dut, irakurle interesatuak horrelathe whole picture
izan dezan!