Iban del Campo y un tal Eusebi
Iban del Campo (Mondragón, 1971). No, no es el futbolista guipuzcoano Iván Campo que juega en el Bolton de la Premier League. Iban es cineasta. De los buenos, además. El jueves por la tarde estuvo en el Centro Cultural Larrotxene de Donostia dentro del ciclo Berriketan / Charlando con. Se proyectaron sus trabajos Gas-man (2001) y Un tal Eusebi (2004).
Subí a Larrotxene para aumentar mi escasa cultura audiovisual. Tenía buenas referencias de Iban y lo que vi y oí ratificaron mis informaciones previas.
Larrotxene lleva ya unos años acercando al público un cineasta al mes. Se proyectan uno o varios trabajos y se coloca al invitado en una silla delante del público para que se someta a las preguntas correspondientes.
Esta fue la fórmula utilizada también el pasado jueves. El primer documental, Gas-man, lo terminó en el 2001 y nos cuenta la vida de una familia paquistaní en el Raval barcelonés. Iban vive por allí y tomó la decisión de grabar esta historia cuando un butanero le pidió la propina por subirle una bombona a casa. En Barna, la mayoría de los butaneros deben de ser paquistaníes. No tienen contrato. Los camioneros los subcontratan para que repartan las bombonas casa por casa. Para ello se sirven de unos carros en los que pueden portar 5 o 6 bombonas. Van por las estrechas calles del Raval golpeando las bombonas con una vara metálica. Su único sueldo lo sacan de las propinas. No recuerdo el nombre del protagonista paquistaní. Vive con su mujer y tres hijos (dos niñas y un niño) en una bajera del Raval. Su vida en casa, su trabajo en la calle, sus rezos, sus deseos... aparecen en el documental.
El segundo fue Un tal Eusebi y también tiene una duración de 28 minutos. En este caso, el protagonista es otro vecino del director. Eusebi es un pintor de 80 años. Tras 14 horas de trabajo diario como contable, le llegó la hora de jubilarse. Estuvo a punto de suicidarse, pero:
Cuando me jubilaron me quería suicidar, pero una voz gloriosa me dijo: "¡No hombre, no. No te tires. Tienes el alma de artista. Vuélcate en eso y ya verás como serás feliz...!" Y así ha sido, y hasta que me muera seguiré haciéndolo.
Desde entonces, Eusebi sale todos los días con sus papeles y sus rotuladores a pintar por las calles del barrio. Sus trabajos se los compran autóctonos y turistas de todo el mundo. Un pintoresco pescatero del lugar tiene varios cientos de dibujos en su casa y espera la muerte del artista para que la obra se revalorice. O eso piensa él ingenuamente.
El DVD cuesta 10 euros y puede conseguirse a través de la web
Tiene también un tercer trabajo titulado Laberinto de mentiras, sobre los encuentros culturales Periferike . Hasta el momento se han hecho dos ediciones, una en Livorno y otra en Bilbao.
Un cineasta que pone su cámara para contar historias cotidianas de seres humanos que viven y respiran diferente. A seguir.
Aupa Adriana:
Gracias por tu comentario.
Agur.