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La revolución común de Toribio Echevarria y Winston Churchill

Amatiño 2010/06/28 00:05
No consta que Toribio Echevarria y Winston Churchill llegaran a conocerse. Probablemente más de uno pensará que difícilmente podrían haber tenido algún punto de coincidencia. Sin embargo, en términos históricos, ambos nacieron en la Europa del último cuarto del siglo XIX y murieron en la década de 1960; ambos conocieron de una u otra forma las dos primeras guerras mundiales y ambos dos vivieron muy de cerca la implantación en Occidente de las energías fósiles en general y del petróleo en particular.

Es más, cuando Toribio y Winston nacieron, prácticamente el 90% de las fuentes de energía procedía de la madera y el carbón, y cuando ellos murieron la demanda del petróleo era ya superior al consumo conjunto de la madera y el carbón. Y, en esta revolución energética sin precedentes en la historia, ni uno ni otro se conformó con el papel de mero observador, sino que trabajaron cada uno por su lado en la consolidación del petróleo en el mercado energético de Occidente y en la imperiosa necesidad de asegurar el suministro de combustible para así garantizar la soberanía de sus respectivos gobiernos.

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Evolución de las fuentes de energia durante el siglo XX. Suben exponencialmente petróleo y gas, bajan carbón y madera, crece la energía hidraúlica (en términos absolutos) y aparece la nuclear en el último cuarto de siglo.

La historia moderna del petróleo había comenzado justo unas décadas antes de que nacieran Toribio Echevarria y Winston Churchill. Concretamente, fue en 1859 cuando Edwin Drake perforó el primer pozo de extracción en Titusville (Pennsylvania). El personal pronto se percató de que aquél líquido viscoso y negro, que salía de la tierra y apenas servía para nada, podía ser extremadamente útil si se destilaba. Es decir, si se calentaba hasta que hirviera y se enfriaban sus distintos compuestos por separado. Uno de aquellos compuestos, llamado keroseno, se empezó a utilizar para encender las lámparas y, paradojas de la vida, resultó ser más barato y asequible (ahora diríamos “sostenible”) que el aceite de ballena.

Pero el histórico punto de inflexión lo dio Winston Churchill cuando, como Primer Almirante de la Marina Real Británica, decidió en 1911 sustituir el carbón por el petróleo en la alimentación de la Royal  Navy, auténtico bastión del Imperio Británico. Obviamente, un reconocido estratega como Churchill no tomo una decisión de ese calibre a la ligera. Previamente, como ministro para la Colonias, se había asegurado los derechos sobre los campos petrolíferos de Mesopotamia y constituido, en 1908, la Anglo Persian Oil Company, la primera compañía dirigida a la explotación del petróleo de Oriente Medio.

Toribio Echevarria no tuvo necesidad de fundar ninguna empresa energética. Su afinidad ideológica con Indalecio Prieto –y la confianza que éste tenía en el eibarrés— hicieron que Toribio llegara en la década de los treinta a dirigir los designios de la petrolera española Campsa (Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos Sociedad Anónima), además de representarla en negociaciones estratégicas de gran calado. Fue por aquel tiempo cuando los Estados vislumbraron la importancia de garantizar el suministro de combustible para así asegurar la soberanía nacional,  y uno de los más importantes cometidos de Toribio Echevarria fue la negociación con el Sindicato de la Nafta de la Unión Soviética.

Toribio Echevarria y Winston Churchill fueron, cada uno con sus circunstancias, hijos de la época que les tocó vivir. En términos energéticos, probablemente no hubieran podido hacer nada de lo que hicieron si hubieran nacido un siglo antes o un siglo después. Pero les tocó de lleno la implantación inicial de la revolución histórica del petróleo. Y desde posiciones ideológicas y culturales bien distintas coincidieron, sin apenas saberlo, en coyunturas muy parecidas.

        

 EIBAR herriaren arima. Núm. 96

 

 

 

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