"Eibarko euskara": una joya de libro
Los eibarreses tenemos ya en las librerías una obra realmente singular. Lleva por título Eibarko euskara y recoge, como ningún otro libro antes, gran parte de las especificidades y características peculiares del euskera eibarrés. O, dicho de otra manera, es un espejo de la forma en que los eibarreses fuimos capaz de metabolizar el euskera durante largos siglos y en tiempos en los que lo utilizamos con exclusividad en todas y cada una de las facetas de la vida. Este tiempo terminó hace unos setenta años y, muy probablemente, nunca más volverá.
Es de suponer que no es fácil explicar a quien no tiene la fortuna de saber euskera qué es eso de euskera eibarrés. Vamos a intentarlo. Nosotros no somos capaces de diferenciar entre los idiomas chino, japonés y coreano, como ellos no diferencian entre el español, el francés o el italiano. Asimismo, a pesar de que un francés no advierta siquiera diferencias entre el gallego y el castellano, cualquiera de nosotros es capaz de distinguir entre el castellano de Castilla y el castellano de Andalucía; y, ya dentro de Andalucía, cualquier andaluz sabe distinguir entre un sevillano y un cordobés. Las diferencias, por muy grandes que sean, son inapreciables desde la lejanía y se hacen evidentes, por muy insignificantes que resulten, desde la cercanía. Así las cosas, aunque para un alemán todos los vascos hablemos igual, cualquier vasco distingue entre guipuzcoanos y vizcaínos y, dentro de la cuenca del Deba no hace falta ser ningún experto para apreciar las diferencias entre Eibar, Elgoibar o Bergara. E, incluso, dentro de Eibar, hay diferencias apreciables entre el euskera del casco urbano y el propio del barrio de Aginaga. No es para ello preciso ser académico de la lengua, basta saber euskera eibarrés.
Asier Sarasua empezó a estudiar estas diferencias y peculiaridades del euskera de Eibar hace más de una década, con apenas 25 años de edad. Probablemente en esa temprana vocación incidió el hecho de que en su familia ha vivido desde niño diversas tradiciones dialectales (Eibar, Zarautz, Bergara, Antzuola...), además de que, si alguna población vasca ha mostrado interés por el estudio sistematizado de su propio habla local, esa ha sido sin duda Eibar, con investigadores del euskera eibarrés como Toribio Echevarria, Juan San Martín, Imanol Laspiur, Serafín Basauri, Antton Narbaiza, Koldo Zuazo y otros.
Trabajo riguroso, documentado y divulgativo
La gran aportación del trabajo realizado conjuntamente por Asier Sarasua, Aintzane Agirrebeña y Leire Zenarruzabeitia cabe resumirla en tres premisas o concepciones metodológicas importantes:
Primera. Su preocupación por conocer al detalle los trabajos de investigación realizados por sus predecesores. Han sabido en todo momento lo que ya estaba previamente hecho y, por tanto, también lo que faltaba por hacer. No sólo no han desdeñado lo que antes hicieron sus mayores en circunstancias difíciles y con escasos medios, sino que los han puesto en valor y han tratado de ampliarlos, sobre todo en los campos menos elaborados --como la morfología, la fonética y la sintaxis--, y no tanto en el vocabulario que es el que se encontraba más avanzado.
Segunda. No se han limitado a un trabajo de mesa, sino que han ido a las fuentes y han entrevistado para ello a un centenar de eibarreses, testigos vivos de una forma peculiar de expresarse en vías de extinción y que, muy probablemente, terminará perdiéndose en las próximas generaciones. El DVD que acompaña al libro es el patrimonio (¿testamento?) lingüístico eibarrés que queda como referencia para la historia.
Y, tercera. El libro Eibarko euskara no está concebido para lingüistas, académicos y cuatro locos aficionados al tema. Es, ante todo y sobre todo, un libro de divulgación para cualquier persona medianamente escolarizada. Es, también, un manual de uso, un libro de consulta que tiene su razón de ser en toda librería familiar eibarresa que se precie.
El riesgo de quedarse sin abuelos
Los autores explican en su introducción una de las grandes razones que les han llevado a elaborar este trabajo. Merece tenerla en cuenta. Ésta es la traducción:
La generación de nuestros abuelos y abuelas (...) es la última anterior a la guerra; la generación que conoció aquel Eibar era plenamente euskaldun. Hasta ahora nos dirigíamos a nuestros mayores solicitando información. ¿A quiénes nos dirigiremos cuando ellos falten? ¿Dónde quedarán sus términos y modismos?
Aunque quizá no sean ellos los últimos. Quizá los últimos seamos nosotros mismos, porque hemos tenido la ocasión de conocer el flujo de nuestros abuelos y abuelas. Los de ahora en adelante no tendrán la suerte que nosotros hemos tenido, pero está en nuestra mano mantener la cadena y ofrecer a los siguientes, también nosotros, lo que aquellos nos han dejado.
Ciclo vital y generacional
Asier Sarasua ha reconocido públicamente que con este trabajo se cierra para él un ciclo vital de dedicación al tema que le ha apasionado durante más de una década. Con ser ello cierto, no es menos cierto que con este libro se cierra también en gran medida un ciclo histórico del estudio del euskera de Eibar. Nada es, por supuesto, definitivo; pero pasarán muchos años para cuando la investigación del euskera eibarrés pueda dar otro salto tan cualitativo como el recorrido en esta última generación.
Por cierto, si Vd. se tiene por eibarrés y aun no ha comprado el libro, está cometiendo un error histórico. Sus hijos y nietos se lo echarán en cara. Y sus hijas y nietas, también.