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Bibliotecas públicas vascas
No es habitual encontrarse con artículos sobre bibliotecas fuera de las publicaciones especializadas. Debido a la vasto de la materia, no resulta sencillo delimitarlo. Os adelanto, lo que os vais a encontrar, es lo que yo esperaría encontrarme en un tipo de revista como ésta, de divulgación, si me acercase a un tema amplio y que no lo conociese más que superficialmente. Intentaré intercalar ideas técnicas con aportaciones y reflexiones propias referidas al mundo de las bibliotecas públicas vascas, con la sana intención de hacer estas líneas algo más amenas y legibles.
Comenzaré dando una visión de las funciones de las bibliotecas públicas, subrayando la necesidad de una política bibliotecaria común para toda la comunidad vasca. Cuando ya estaba redactado me he encontrado con esta noticia en la prensa que corrobora, si cabe, aun más la tesis defendida. El Consejo de Europa recomienda el uso de término nación como comunidad cultural. La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa ha debatido esta última semana de enero de 2006 el concepto de nación en Europa. Si alAlgo han dejado claro para los 46 países miembros, es que las fronteras administrativas no deben separar comunidades culturales y se deben reforzar los lazos de cada ciudadano con su cultura y su identidad como miembros de una nación independientemente del país en el que les toque vivir. Si esto es válido para los países ¿qué podremos decir los vascos?
Tipos de bibliotecas
En Euskal Herria también como en el resto de los lugares existe una gran diversidad de bibliotecas. No todas las bibliotecas son iguales. Es más, cada tipo de bibliotecas se crea con unos objetivos y finalidades concretas, así mismo cada tipo de biblioteca atiende un fondo bibliográfico y unos usuarios diferentes.
Las más conocidas son las bibliotecas públicas, pero seguro que habéis oído también hablar de bibliotecas escolares, bibliotecas universitarias, bibliotecas especializadas, bibliotecas de hospitales, bibliotecas religiosas, bibliotecas de la administración, bibliotecas generales, bibliotecas nacionales... y otras muchas más.
Un derecho de todos los ciudadanos
Las bibliotecas más cercanas, las más profusas y populares son las bibliotecas públicas. Son esos centros que existen en casi todos los pueblos, en casi todos los barrios de las ciudades, Denominadas bibliotecas, salas de lectura, casas de cultura, kultur etxea... Centros de carácter popular y libre, al servicio de la comunidad, sostenida con fondos públicos y que atiende gratuitamente las necesidades e intereses de los lectores.
Centros en los que se permite a todos los ciudadanos el acceso libre a la información. Desde sus instalaciones todos los usuarios por igual pueden acceder libremente al conocimiento, a la información y a la cultura. Es importante resaltar este dato, todo ciudadano sin distinción de edad, lengua, ni sexo... tienen derecho a acudir y que se le presten los servicios adecuados. Resalto este detalle, ya que debido a la falta de personal, de instalaciones apropiadas, de documentación adecuada, en la mayoría de los casos, parece que a estos centros no pueden acudir más que jóvenes y estudiantes, desplazando al resto de posibles usuarios. En teoría no es así, y los bibliotecarios somos los primeros que reivindicamos unos centros adecuados para todos los tipos de usuarios.
Ha quedado claro que es un derecho de todos los ciudadanos contar con un espacio cultural, informativo y lúdico, donde puedan encontrar los conocimientos y la información necesaria. Pero para ello, este tipo de instituciones tienen que contar con las instalaciones y equipamientos necesarios, el personal debido, y cualificado, los horarios adaptados a los requerimientos de los lectores y una colección bibliográfica suficientemente dotada y actualizada.
Es por tanto importante que se sepa que estamos en nuestro derecho de pedir este tipo de instituciones. Derechos que están recogidos en las normas publicadas por organismos locales, regionales, nacionales e internacionales. Y al igual que se piden y se reivindican otro tipo de servicios educativos, sanitarios o deportivos se pueden y se deben reclamar este tipo de servicios culturales y de ocio, y qué estos se encuentren en condiciones óptimas. Con toda seguridad si estos servicios contasen con los medios y las cualidades que marcan los organismos nacionales e internacionales el uso sería mayor y la acogida por parte del público adulto sería más positiva.
A pesar de que esta falta de recursos se suple con el entusiasmo del personal, manteniendo estas instituciones activas, ha llegado la hora de que tal ánimo y empeño sea acompañado de unos presupuestos apropiados por parte de las administraciones. Ya que las misiones que la biblioteca pública tiene encomendadas resultan de difícil cumplimiento sin los medios y recursos de personal y materiales suficientes.
Funciones de las bibliotecas públicas
Las bibliotecas públicas de hoy día contemplan entre sus objetivos prestar apoyo a la educación en todos los niveles, facilitar a los usuarios el conocimiento y la cultura, crear y consolidar el hábito de lectura desde la niñez, teniendo como base y modelo la cultura propia del país, con el fin de fomentar y salvaguardar la identidad de la propia comunidad. Son instituciones preocupadas en velar por los derechos lingüísticos de la población a la que sirve.
Las bibliotecas desde su creación están ligadas al desarrollo de la cultura de los pueblos. Son y siguen siendo instituciones autónomas e independientes. Se basan en principios universales, en los que priman los valores culturales. En general se tratan de instituciones bastante alejadas de la política, viven bastante al margen de la política de partidos y desarrollan una serie de servicios con independencia del partido de turno en el poder. Así lo expresan y lo marcan las pautas y directrices aprobadas por el Consejo de Europa sobre legislación y política bibliotecaria. Al igual que los manifiestos de IFLA/UNESCO a favor de las bibliotecas públicas, en las que las iniciativas a favor de la conservación de las culturas y lenguas propias del país, iniciativas a favor de los derechos de las lenguas minorizadas... no pasan desapercibidas.
Aunque como he comentado anteriormente creo que el sector de las bibliotecas no es un sector que se encuentre directamente en contacto con los políticos, por lo que no sufren la presión directa de éstos, y por tanto no es un sector que se vea directamente influenciado por las corrientes ideológicas y políticas del momento, si no que las funciones a llevar a cabo están bastante bien delimitadas, sí que tiene una gran importancia la legislación emitida por los respectivos Gobiernos locales, que hace que cada comunidad actúe de forma individual.
Comunidad vasca
Se trata de un territorio en que las características comunes han sido el lazo de unión a través de la historia, y también de hoy en día. En algunos casos estas características comunes se dan en un tanto por ciento muy grande, como es el caso de la cultura, las costumbres, la forma de vida, los sentimientos, los juegos, la comida...y otras veces como en el caso la lengua, en una proporción muy considerable. Por otro lado las bibliotecas, los libros, la escritura, en definitiva en el mundo de las letras esta unión ha existido y existe entre todos los vascos de los distintos territorios de forma tácita. No en vano hasta no hace mucho tiempo se hablaba una misma lengua en la casi totalidad de los territorios vascos, y se sigue hablando en una gran parte.
A pesar de que es verdad que la lengua vasca en algunas zonas va desapareciendo, el sentimiento de ser vasco, se puede decir que sigue vivo en toda la geografía de Euskal Herria. Si la recuperación del euskera se hace realidad, llegará un día que será difícil sentirse vasco sin conocer el idioma vasco, -igual que hoy día se hace difícil pensar que alguien puede considerarse español sin conocer el castellano-, pero todavía, para que la recuperación del euskera sea una realidad tienen que pasar muchas décadas, hoy por hoy es vasco todo el que se sienta vasco, sea alavés de habla castellana, sea de habla francesa de la Baja Navarra, o sea euskaldun de Estella. Aunque quede claro que la recuperación del euskera es primordial para que la comunidad vasca se mantenga como tal.
La realidad hoy en día es que existe una comunidad vasca, plural y con más matices de los que se ven a simple vista. Tanta importancia tienen los sentimientos como el idioma. ¿Quién le dice a un navarro del Valle de Lana, o de La Berrueza que sus sentimientos no son vascos, aunque tan solo sea por el respeto a la tierra, a las montañas, a las casas, a los antepasados... que han vivido en estas preciosas tierras vascas?
Sin duda ya es hora de que de una forma u otra creemos una estructura común, que ponga las bases que hagan posible la recuperación del euskera de una forma natural, sin que tenga que ser la iniciativa particular de los ciudadanos los que mantengan viva la llama de la esperanza.
En todas las comunidades culturales existen diferencias, ¿Acaso no existen diferencias entre las regiones francesas y por eso nadie pone en duda la nación francesa? En nuestra comunidad vasca también existen diferencias, y esa es la riqueza, pero es preciso darle la importancia que tienen y no más. ¿Es que acaso Navarra no es Navarra a pesar de las diferencias existentes entre los navarros?.
Llegados a este punto, no estaría de más retroceder unos años, tal vez algunos siglos y repasar algunos de los capítulos de la historia. Sabia profesora esta, la cual nos enseña, nos repite que lo que estamos viviendo en este momento concreto no siempre ha sido así. ¡Y cuidado, que esta enseñanza no sólo hace mención a la lengua!. Es curioso que ante el descubrimiento del manuscrito literario del siglo XVI, escrito en el pueblo Alavés de Larrea por Juan Perez de Lazarraga, hasta los historiadores más clásicos, comiencen a plantearse las teorías hasta ahora mantenidas. Si la historia no estuviese en manos de los canales clásicos: prensa, televisión, radio y universidades afines a los gobernantes ¿Alguien piensa que las formas de ver los acontecimientos no cambiarían?
Es de sobra conocido que en una gran parte de Navarra la lengua vasca ha sido la lengua que se ha hablado con naturalidad, es decir la lengua propia de los navarros hasta no hace muchos siglos. Pero por circunstancias que no llego a comprender, en la mayoría de las personas estas afirmaciones, tienen el mismo efecto que el sonido de la lluvia sobre las calles.
En una casa de Barindano se ha encontrado no hace mucho tiempo, el denominado Catecismo de Artaza manuscrito de dos hojas, encontrado entre las páginas de un libro, se trata de unas notas en las que se plantean respuestas a cuestiones relacionadas con los Mandamientos. Este descubrimiento es tan importante como el manuscrito de Lazarraga, ya que revela que el euskera se hablaba en el valle de las Amescuas hacia 1800. Cuando hoy se ha perdido por completo el euskera.
Qué pocos vascos, qué pocos navarros, y también que pocos de la Tierra de Estella conocen esta clase de noticias, y la mayoría de los que se han enterado, les ha llegado por unos canales que para ellos no tiene suficiente fiabilidad, ya que seguramente se han enterado por algún amigo o conocido del pueblo, en alguna tertulia tabernera. Sin duda, si a estas noticias se les diese la importancia y el peso que les corresponden, hasta los historiadores deberían rehacer la historia para adecuarla a los nuevos tiempos de acuerdo con los nuevos descubrimientos y conocimientos.
Fundamentos bibliotecarios
Ya hemos visto las funciones de las bibliotecas públicas, veamos ahora cuáles son los pilares en que se basan para poder realizar dichas funciones. Y no son otros que el tratamiento y el intercambio de información, en el que la cooperación y colaboración son imprescindibles para poder llevar adelante los citados objetivos. El mundo bibliotecario, al igual que el resto de ciencias, se ha visto gratamente influenciado por los cambios que se han experimentado gracias a la automatización, y a la digitalización. La mayoría de las bibliotecas públicas están de una manera u otra embarcadas en la informatización y automatización de los fondos, lo que permite su acceso a través de internet.
Pero las bibliotecas se encuentran con trabas insalvables a la hora de desarrollar este intercambio de información, estos lazos de cooperación y colaboración. El primer obstáculo con que se encuentran es que pertenecen a administraciones diferentes. Las cuales tienen competencias legislativas, con lo que una de las deficiencias más notables de las bibliotecas públicas vascas apuntada ya en varios artículos anteriores- es la distinta legislación por la que se rigen, lo que hace que los lazos de unión entre ellas sean cada vez más escasos. Como ya hemos destacado en su momento, son instituciones dependientes económica y jerárquicamente de los organismos institucionales. De nuevo volvemos al informe del Consejo de Europa, mencionado al principio, donde György Frunda, autor del informe y dirigente del partido que representa a la Unión de los Magiares de Rumanía, adscrito al Grupo Popular Europeo, alude al concepto de nación como pertenencia a una cultura o lengua por encima de las fronteras. No es cuestión de aburrir a los lectores con una relación interminable de leyes, decretos, órdenes, resoluciones... emanados del Parlamento Vasco, del Gobierno de Navarra y de la administración francesa que permiten y obligan a que los diversos territorios trabajen individualmente, con instrumentos diferentes. Cada comunidad ha legislado una serie de normas en las que las relaciones institucionales no aparecen, son inexistentes. Con lo que el intercambio y la colaboración bibliotecaria a nivel institucional son nulos. No existe. Es el mismo que puede existir con la Comunidad de Murcia, de Extremadura o Cantabria, por ejemplo.
Es importante el trabajo sencillo, sincero, cercano, cotidiano, abierto, sin censura, independiente que realizan las bibliotecas públicas vascas; pero sin duda, la legislación vigente hace que cada día la distancia comunicativa y de cooperación entre los distintos territorios vascos sea más difícil. No es preciso realizar un estudio profundo para llegar a la conclusión de que especialmente en este campo, existen una serie de servicios, una serie de trabajos en el que la cooperación y colaboración se hace imprescindible.
La ausencia de estas estructuras culturales comunes hace que cada comunidad vasca camine en solitario, a espaldas de los restantes territorios vascos, con lo que cada día que pasa también el mundo bibliotecario se va distanciando. Y son muchos los instrumentos de trabajo por elaborar. Recomiendo la lectura de un artículo reciente publicado en la Revista Internacional de los Estudios Vascos, con el título balance de la situación bibliotecaria vasca y perspectivas de futuro. Nº 49, 2, páginas 481-519, donde detallo cuáles son estas herramientas y cuáles deben ser los pasos que se deben dar.
Son muchos los aspectos culturales comunes que hace que formemos una comunidad cultural propia, no es baladí que usemos la misma lengua y aunque tan solo fuese en aras a la reducción de costes económicos los organismos públicos oficiales deberían crear algún tipo de estructura común en el ámbito de todo Navarra, es decir para los siete territorios vascos que la componen.
Todo el que quiera conocer con más detenimiento la situación bibliotecaria vasca puede consultar la página del Seminario Joana Albret
Gerardo Luzuriaga