Política cultural vasca: Documentación y Bibliotecas
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Política cultural vasca: Documentación y Bibliotecas
Los años comprendidos entre la guerra civil española y la instauración del nuevo orden constitucional (1936-1978) fue una época funesta para el mundo cultural vasco. La cultura vasca, y en especial la lengua vasca sufrió la censura y la prohibición.
El mundo bibliográfico y de la documentación no se libró, ni mucho menos, de este ambiente de represión generalizada en todo el territorio vasco. Es hacia mediados de 1960 cuando desde las Universidades, e instituciones culturales y académicas se reivindica una Comunidad Vasca. La presión popular, corrientes intelectuales, entre las que se encontraba la élite cultural, percibe el territorio vasco como una comunidad cultural única. Y es así como la mayoría de los proyectos culturales llevados a cabo en este período comprenden todo el territorio vasco, tal como ha sido costumbre y tradición en los siglos anteriores, especialmente desde mediados del siglo XIX hasta la llegada de régimen franquista en 1936...
El año 1978 se aprueba la Constitución Española, por la que las Comunidades Autónomas asumen las competencias en materia de bibliotecas y documentación. Navarra y Euskadi adquieren las competencias exclusivas en el área cultural, con lo que cada una se rigen por la legislación propia que va surgiendo...
Iparralde en lo que respecta a la legislación bibliotecaria sigue inmersa en la órbita francesa. A pesar de algunas recientes reivindicaciones a favor de la instauración del Departamento Vasco, la respuesta del gobierno francés no es esperanzadora. En definitiva, la nueva Constitución española y el Estado de las Autonomías hace que surjan tres estructuras políticas y tres territorios administrativos diferentes, pertenecientes a dos estados distintos, en los que las relaciones institucionales en el área bibliográfica son casi inexistentes.
Está claro que tanto Euskadi, Navarra, como Iparralde no han mostrado especial preocupación en crear una reglamentación bibliotecaria conjunta, si no que, por el contrario, se han preocupado por crear una legislación y unas instituciones propias, que han llevado al alejamiento institucional entre las comunidades. Se han impuesto los criterios jurídicos, administrativos y políticos, dejando en un segundo plano aspectos que favorecerían la creación de una comunidad cultural; en contra además de lo que se viene haciendo en otras partes, donde los vínculos sociales, económicos, lingüísticos y culturales comunes hacen que surjan comunidades culturales propias con estructuras culturales comunes que rebasan las fronteras administrativas y políticas.
Por desgracia, esta no ha sido la forma de actuar durante estos últimos años de las administraciones vascas, hasta los congresos, jornadas y foros especializados se organizan por separado, hasta los proyectos virtuales y digitales se restringen a las actuales administraciones sin siquiera plantearse una política cultural común. Tanto a los políticos navarros, como de Euskadi les ha parecido que este tipo de cooperación menoscaba las competencias de cada Comunidad Autónoma. Lo cual no ha ocurrido en el resto de Comunidades Autónomas, ni tampoco en Iparralde, Navarra y Euskadi cuando se trata de cooperar con las políticas culturales francesa o española.
En el área de las bibliotecas el trabajo en común y la cooperación se hace imprescindible. No es cuestión de extenderme en exceso, como ya he mencionado existen una gran cantidad de aspectos en común, uno es la lengua, tan sólo teniendo en cuenta estos aspectos lingüísticos se debían crear lazos comunes. Si entra dentro de lo normal que las Comunidades Autónomas de habla castellana, por ejemplo, Castilla-La Mancha y La Rioja cooperen y colaboren en los proyectos nacionales y se aprovechen de lo realizado por las instituciones centrales, ¿Cómo no se entiende y se potencia por parte de las administraciones vascas la colaboración, cooperación y coordinación?...
Es preciso poner manos a la obra. La solución está sin duda, en la constitución de una comunidad administrativa y política común, hasta que ese momento llegue es labor de las distintas administraciones tomar las iniciativas precisas en aras de asegurar una mayor colaboración y cooperación. Legalmente la cooperación entre Navarra, Euskadi y la zona vasco-francesa es posible, solamente es necesario que exista voluntad de crear lazos de cooperación. Ha habido proyectos anteriores, ejemplo de ello son la cooperación Euskadi-Akitania-Navarra, la Comunidad de Trabajo de los Pirineos... ¿Por qué no una cooperación en documentación que haga posible unos órganos bibliográficos conjuntos? La legislación es clara, el acuerdo de Cooperación entre ambas Comunidades establece un marco permanente de colaboración para desarrollar conjuntamente todas aquellas materias que sean de interés común. Léase la cultura, la política lingüística, la educación...
Así mismo desde el punto de vista jurídico cabe la celebración de Convenios y Acuerdos de cooperación. Tanto el Estatuto Vasco como el Amejoramiento contemplan relaciones entre ambas comunidades, en forma de convenios y acuerdos de cooperación.
Históricamente Euskal Herria a través de los siglos ha sido considerada una sola comunidad, especialmente en los círculos universitarios y culturales así se sigue entendiendo; más hoy en día, que hasta la legislación europea está de nuestra parte. Las directrices y recomendaciones emanadas del Consejo de Europa recomiendan armonizar la legislación y las políticas nacionales bibliográficas de los estados miembros de acuerdo a criterios culturales y lingüísticos...
He aquí algunas vías de solución parcial... Pero como he comentado recientemente en otros artículos, -por razones que no llegamos a entender- las administraciones vascas no parece que estén muy comprometidas y mentalizadas con este tipo de proyectos comunes. Aunque tampoco es la solución, pues los tiempos han cambiado, y es verdad que hoy día es difícil realizar proyectos fuera de los organismos oficiales, nos convendría volver la vista a la década de los años 60 y recordar alguno de los proyectos llevados adelante por iniciativa popular, - nacimiento de las ikastolas, Universidad Vasca... - no con la intención de ser los gestores de este tipo de proyectos, pues los tiempos han cambiado, pero sí con la meta de ser acicate de las administraciones vascas.