¿Vuelva usted mañana?
Egilea: I. URUTXURTU
En un análisis de la evolución de la formación universitaria en Biblioteconomía y Documentación en el Estado español, dos profesores de la Universitat de Barcelona afirmaban en 1999: "Sorprende un poco la ausencia de titulación en el País Vasco por el hecho de tratarse de una comunidad muy industrializada y con unas necesidades importantes de organización de la información". Y con un idioma propio, añadiríamos desde Euskal Herria. Hoy en día la situación no ha variado. No es posible conseguir en Euskal Herria el titulo de diplomado en Biblioteconomía y Documentación, tampoco el de licenciado en Documentación. Una disciplina que fundamentalmente consiste en recopilar, clasificar, almacenar y recuperar información por la mediación del lenguaje esta ausente en las universidades vascas. Un síntoma.
Tras más de dos décadas de estado de las autonomías no se ha aprobado una ley de bibliotecas ni en el parlamento de Gasteiz ni en el de Nafarroa. Las competencias de ambos parlamentos para hacerlo son plenas. Otro síntoma.
En Euskal Herria, mientras las administraciones realizan costosas campañas para que los ciudadanos nos conectemos a eso que pomposamente se llama "sociedad de la información", las bibliotecas, instituciones cuya función histórica ha sido y es precisamente garantizar la igualdad de acceso a la información, se caracterizan por la atomización, las debilidades estructurales, su falta de proyección social y la ausencia de trabajo planificado. En Euskal Herria no existe algo que se pueda calificar como política bibliotecaria, ni siquiera a nivel autonómico.
Las bibliotecas universitarias vascas sólo cooperan tangencialmente entre sí a través de su común pertenencia a redes de rango estatal; las bibliotecas públicas (municipales y forales fundamentalmente), con situaciones muy heterogéneas, parecen dejarse llevar por la inercia... Por parte de las diversas instituciones (Eusko Jaurlaritza, Gobierno de Nafarroa, diputaciones...) se espera que mediante el agregado de estos esfuerzos dispersos se cubran todas nuestras necesidades bibliotecarias.
Incluso el Gobierno Vasco intenta convencernos de la existencia de un Sistema Nacional de Bibliotecas de Euskadi. Lamentablemente, tal sistema bibliotecario sólo existe en el papel; y tampoco la suma de los esfuerzos de todas la bibliotecas de Euskal Herria es capaz de cubrir siquiera dos necesidades informativas básicas: el control y conservación del patrimonio bibliográfico y la producción de la Bibliografía Nacional. Un efectivo sistema de bibliotecas para Euskal Herria precisa de una institución que asuma la responsabilidad de garantizar que éstas y otras muchas necesidades de información se cubran, desarrollando sus funciones por lo menos en tres líneas de trabajo: patrimonio documental, desarrollo de infraestructuras bibliotecarias y la garantía de un servicio bibliotecario completo a nivel nacional. Tal institución se denomina Biblioteca Nacional. Como sabemos, en ipar Euskal Herria no hay administración pública que sustente el proyecto; y no cabe esperar ahora que el Parlamento o el Gobierno de Nafarroa se impliquen en un proyecto de calado cultural para toda Euskal Herria. El Gobierno navarro dirigido por UPN prosigue con su particular cruzada, que también afecta al ámbito bibliotecario. Tiene mas interés en no ofrecer servicios que en darlos, en fomentar la marginación y la incomunicación que en el acceso democrático a la información. En relación al proyecto de la futura Biblioteca General de Nafarroa su prioridad ha sido la ubicación física de edificio. Sobre la función sociocultural que parece destinarle, algunos hechos son mas elocuentes que cualquier informe. Uno de los objetivos que el gobierno de UPN persigue es hacer imposible que los euskaldunes reciban servicio bibliotecario alguno: eliminación de perfiles lingüísticos para los bibliotecarios, ausencia de valoración para el euskara en concursos y oposiciones, voluntad de que los carnets de usuario e impresos varios únicamente aparezcan en castellano...
Por otro lado, el Parlamento de Gasteiz ya aprobó el año 1999 una partida en la Ley de Presupuestos para el año 2000 que destinaba 50 millones de pesetas para sentar las bases de la Biblioteca Nacional de Euskal Herria. Nunca se ejecutó esta partida. Tras las elecciones autonómicas de mayo de 2001 son mayoría en el Parlamento de Gasteiz quienes en su programa electoral se comprometían a la creación de la Biblioteca Nacional (PNV-EA, Batasuna...). La ocasión parece propicia, pero las dudas persisten:
¿Cumplirá su compromiso electoral quien ya faltó a su compromiso presupuestario en el periodo 2000-2001? ¿Está suficientemente claro que la institución que debe crearse es la Biblioteca Nacional de Euskal Herria, y no la Biblioteca Central de la Comunidad Autónoma Vasca?
Si el acuerdo sobre la urgente necesidad de impulsar este proyecto es amplio, ¿por qué debe esperar su proceso de creación a recibir el visto bueno de un organismo consultivo como el Consejo Vasco de la Cultura?
¿Por qué en el presupuesto que ha presentado el Gobierno vasco en el Parlamento de Gasteiz para el año 2002 no hay ninguna partida específica para la Biblioteca Nacional? ¿No es el presupuesto la materialización del compromiso de la administración para ofrecer servicios? ¿No es la Biblioteca Nacional una infraestructura cultural básica de la que carecemos?
Recordémoslo: nada impide la aprobación en los parlamentos autonómicos de Gasteiz y Nafarroa de sendas leyes que regulen e impulsen las bibliotecas y desarrollen proyectos relativos al ámbito de la información. La creación de la Biblioteca Nacional de Euskal Herria sólo necesita compromiso político para invertir en cultura, información y educación. No precisa del visto bueno ni del ABC ni del BOE. No es ningún ejercicio de desobediencia institucional, no es una respuesta a leyes aprobadas en otros ámbitos o a decisiones tomadas en París, Madrid o Bruselas. Es, simplemente, la creación de una institución con una larga historia en otras naciones de nuestro entorno, una infraestructura cultural básica cuyo objetivo es cubrir necesidades informativas que inexplicablemente ahora están desatendidas.