Para el examen sobre El árbol de la ciencia
Hurtado, proyección de Baroja, es schopenhaueriano hasta la médula: la vida es un péndulo entre el deseo inquieto y el aburrimiento. Cuando no tenemos lo que queremos lo buscamos con angustia; y, una vez conseguido, nos hastía y nos inventamos nuevos objetos de deseo. No en vano se titula “Aburrimiento” el capítulo en que Hurtado se retira del ajetreo de la vida a Alcolea en busca de paz.
El deseo humano es la objetivación de lo que Schopenhauer llama Voluntad: un querer ciego, causalidad sin causa y finalidad sin fin, que ante todo quiere durar, permanecer. Para Schopenhauer, dicho Querer es la esencia del universo. Es único, y se manifiesta tanto en mi voluntad de encender la televisíón como en el crecimiento impersonal de una orquídea o las modificaciones de las nubes. La conciencia humana es la punta ridícula de un iceberg escondido e inconsciente.
La individualidad, el yo, es una desgracia; hay que abolirlo. Ya no se trata, como para Descartes, de disolver las ilusiones del sujeto para acceder a la verdad; según Schop., por el contrario, el sujeto mismo es precisamente la ilusión que debemos disolver.
Frente a Spinoza, para Schopenhauer y para Baroja la ciencia aumenta el dolor: cuanto más conocemos más conscientes somos del absurdo fondo de todo lo que hay. El árbol del conocimiento y el de la vida no son compatibles. De ahí el título de la novela.
El que Baroja expresara en sus novelas estas ideas de Schopenhauer propició su gran popularidad entre los lectores españoles, totalmente desencantados con su situación socio-política.
En el capítulo que transcurre en la azotea de Epicuro las referencias a la filosofía no son únicamente las explícitas.
La costumbre de Iturrioz de observar las maniobras de una araña la comparte con Spinoza, cosa que Baroja sabía.
(Zergatik gelditzen Iturrioz armiarmei begira? Eulia agresiboki jaten dutelako? Zerbait esaten diote armiarmek? Humanitatea gogorarazten diote?
Baina hori ez dator bat Iturriozen filosofiarekin, ezta?
Ezta Spinozarenarekin ere, lehen begiratuan. Bai ordea Deleuzeren iritziz.
Zer adierazten dute armiarmek?
Eta zein da Iturriozen eta Hurtadoren filosofien arteko desberdintasun nagusia?)
Por si acaso: a veces se contrapone la mayor alegría de vivir de los pragmatistas ingleses y de Iturrioz al profundo pesimismo de Hurtado y Schopenhauer.
Ahora bien, del Leviathán de Hobbes, primer libro citado por Iturrioz, proviene la frase homo homini lupus, el hombre es un lobo para el hombre; también su concepción del hombre como malo por naturaleza (frente a Rousseau) y del estado natural de los humanos como guerra permanente, de lo cual proviene la necesidad del Leviathán (el Estado; el Leviathán era un monstruo marino a veces identificado con Satanás, que Hobbes utilizó como metáfora del Estado). En resumen, para Hobbes los hombres no podemos vivir juntos sin una buena dosis de policía y castigo. El miedo es el acicate principal de la filosofía política de Hobbes.
Es decir, tampoco las concepciones de Iturrioz son la alegría del huerto.
El árbol de la ciencia es la novela más autobiográfica de Baroja, Hurtado es Baroja, y Baroja, sin duda, ha asimilado a Kant a través de Schopenhauer. Schopenhauer interpretó a Kant de un modo peculiar, y Baroja tergiversa a Kant exactamente donde es tergiversado por Schopenhauer.
Es verdad que Baroja se compró la Crítica de la Razón Pura, pero lo que leyó de verdad fue Parerga y Paralipomena y El mundo como voluntad y representación.
Hizo bien, porque Schop. escribe estupendamente, no abusa de la jerga filosófica y es tan profundo como comprensible; Kant en cambio es profundo, por supuesto, pero de mucho meandro inútil y cargante.
Baroja y Schopenhauer comparten también una profunda misantropía.
Para Baroja, el mayor número de amigos marca el grado máximo en el dinamómetro de la estupidez.
Nosotros insultamos a otros humanos llamándoles "perro", "txakur"; como dijo Rociíto en la tele, “ése es peor que un perro judío”. Schop. insultaba a su perro llamándole "hombre".
Schopenhauer le dejó toda su herencia a su caniche, "Atma"
Insultaba con mucha gracia: decía: "en África tienen monos; en Europa tenemos franceses".