García Márquezen "María dos Prazeres"
María dos Prazeres Manaosen jaio baina nerabe zenez geroztik Bartzelonan lan egin duen prostituta bat da. Katalan perfektu batez mintzo da, araztasun arkaiko batez apaindua, eta ahaztutako portugesaren musika ere igartzen zaio.
Zaharturik, heriotza hurbil sentitzen duela, prostituzioa utzia badu ere, Cardonako kondeak ostiralero bisitatzen du, xanpaina botila bat eta trufak dakartzala; elkarrekin afaldu eta ondoren hondamendi sentipena uzten dien maitasun goibel bat egiten dute.
“Una noche, agentes de la Seguridad del Estado asesinaron a tiros frente a su ventana a un estudiante que había escrito a brocha gorda en el muro: Visca Catalunya lliure.”
Biziki estua da Cardonako kondearen eta María dos Prazeresen arteko lotura, urte luzez ondua.
Hala ere, behin batean “el conde de Cardona estaba escuchando el dueto de amor de La Bohème, cantado por Licia Albanese y Beniamino Gigli, cuando le llegó una ráfaga casual de las noticias de radio que María dos Prazeres escuchaba en la cocina. Se acercó en puntillas y también él escuchó. El general Francisco Franco, dictador eterno de España, había asumido la responsabilidad de decidir el destino final de tres separatistas vascos que acababan de ser condenados a muerte. El conde exhaló un suspiro de alivio.
—Entonces los fusilarán sin remedio —dijo— porque el Caudillo es un hombre justo.
María dos Prazeres fijó en él sus ardientes ojos de cobra real, y vio sus pupilas sin pasión detrás de las antiparras de oro, los dientes de rapiña, las manos híbridas de animal acostumbrado a la humedad y las tinieblas. Tal como era.
—Pues ruégale a Dios que no —dijo—, porque con uno solo que fusilen yo te echaré veneno en la sopa.
El Conde se asustó.
—¿Y eso por qué?
—Porque yo también soy una puta justa.
El conde de Cardona no volvió jamás, y María dos Prazeres tuvo la certidumbre de que el último ciclo de su vida acababa de cerrarse.”