Carabinas de precisión
Con apenas 28.000 habitantes, Eibar puede lograr el hito de ser la localidad mas pequena que lleve a su equipo a Primera
Puede que Eibar deje de ser conocida sólo por sus carabinas. Nada de lo que sucede en esta localidad guipuzcoana de menos de 30.000 habitantes se ajusta a la lógica. La primera ciudad española en proclamar la Segunda República está más cerca que nunca de tener equipo de Primera, pero el día a día en esta villa gris, reconstruida tras la Guerra Civil, no lo refleja.
Más allá de algunos balcones engalanados con los colores azulgrana del equipo, al viejo estadio de Ipurua, ubicado en la zona alta, apenas llegan los 2.500 forofos que se mantienen fieles al conjunto que más temporadas consecutivas lleva en Segunda, diecisiete.
A falta de catorce jornadas el Eibar aventaja en cuatro puntos al cuarto clasificado. Deberá defender con uñas y dientes esa escasa renta, pero es el único de los siete mejores en la tabla que disputará ocho encuentros en casa y seis fuera. En Ipurua pretende asegurarse la proeza. Por allí pasarán Tenerife, Pontevedra, Xerez, Alavés, Almería, Sporting, Murcia y Ferrol, casi todos accesibles. Sus 52 puntos actuales se convertirían en 76, que en los últimos años siempre aseguran el ascenso. «Estamos un poco acojonados. Ganamos todos los partidos y hasta jugando bien», afirma Xabier Burgueña, medio centro del equipo. Actualmente lesionado -un problema en el astrágalo del tobillo-, es hijo de un portero ex malaguista, jugó en el San Félix juvenil y no oculta su sorpresa por la racha. El Eibar se merendó en una hora de juego apoteósica al Elche, al que fue ganando por 5-0, y se impuso el domingo contra pronóstico en Valladolid (1-2). Este doble golpe a sus rivales directos le ha dado un plus de confianza a la plantilla.
El Eibar ha venido escenificando durante temporadas una filosofía que convertía en carne de cañón a los que visitaron Ipurua. Allí, las dimensiones pequeñas del terreno, el juego directo del rival y la cercanía de los aficionados obraban una especie de milagro para los locales que, con presupuestos bajos y futbolistas amateurs
, salvaban la categoría sin grandes problemas.
Hoy el club ha variado levemente su perfil, al comenzar a reclutar futbolistas de todas las comunidades. El primer aviso del cambio se dio con Periko Alonso (1996-97), con el que el equipo batió su récord de puntos en Segunda, 66, si bien sólo había veinte conjuntos. Con todo, fue quinto, como con Araquistain (1994-95).
Del amateurismo de mitos como el portero-carnicero Garmendia se pasó al profesionalismo, pero con fichas bajas -«un jugador del Alavés gana más que toda nuestra plantilla», recuerda Burgueña- y mayoría de cedidos. Hoy el club tiene siete: Iraizoz, Moisés e Iñigo (Espanyol), Xabi Pascual (Racing), Rivas y Oskitz (Real Sociedad) y Silva (Valencia).
El último, un medio punta paisano de Valerón (ambos de Arguineguín), es la perla del conjunto y forma con Iraizoz, el goleador Llorente y los veteranos Karmona y Garitano la espina dorsal en el once de Mendilibar, que se enclaustró en dos sesiones de trabajo de la pasada semana para evitar el acoso de la Prensa. El Eibar nunca ha estado acuciado para el entorno, pero las informaciones que le relacionaron con el Athletic trajeron a muchos periodistas.
«La clave es que los ocho menos habituales dan un salto de calidad con su actitud en los entrenamientos», admite Toni Ruiz, preparador físico canario que llegó con Mendilibar del Lanzarote. El técnico (44 años) se ha hecho un nombre gracias al Eibar. Estuvo en Lezama y en el Aurrera. Aunque llevó al Lanzarote a la liguilla, es en el Eibar donde más se le ha reconocido su labor, que pasa por olvidarse del rival y sacar lo máximo de su equipo.
El entrenador de turno configura la plantilla asesorado por el director deportivo, Javier Pérez, al que nadie reconoce su acierto. Eibar huele a Primera, pero el club no se volvería loco en ese caso: se mantendría el bloque y no haría obras en Ipurua.